Parece extraño que un prisionero encadenado quisiera intentar escribir un tratado sobre el tema del gozo. Pero en su carta a los creyentes de Filipos, el apóstol Pablo hizo exactamente esto.
Filipenses presenta el gozo como algo prominente en la vida del creyente. ¡REGOCIJAOS! Es el grito de ánimo de fe y de victoria de un campeón a sus colegas, compañeros del Camino. Pablo coloca el gozo como algo permanente que debe existir en la vida de todo creyente en Cristo.
El gozo en Cristo fue suficiente para el apóstol en todas sus experiencias. Ésta fue la carta más personal del apóstol Pablo. Es una epístola íntima y llena de amor para los creyentes de Filipos que vivían bajo la tiranía del déspota emperador romano Nerón. El propio Pablo estaba en una prisión romana enfrentando un futuro incierto, sin embargo, de modo sorprendente, les escribió acerca de la importancia del gozo cristiano. Si se mantenían juntos adorando en comunidad, incluso en medio de sus dificultades, experimentarían el gozo que Jesús prometió a aquellos que lo siguieran.